Errores de los abogados en su marca personal
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Errores de los abogados en su marca personal

La marca personal se ha convertido en un concepto básico para cualquier profesional. Su función es comunicar tus fortalezas, habilidades, valores, pasiones que ayuden a diferenciarte de los demás.

¿Cuál es el error principal que puede cometer el abogado al definir su marca personal? Creer que es un concepto puramente de marketing y que lo único que pretende es resaltar las cualidades standard que todo abogado debe poseer.

La marca personal implica autenticidad y para conseguirlo es fundamental poseer un buen autoconocimiento. Seguramente sabrás diferenciar y definir todo aquello que te caracteriza como abogado/a. No obstante, tus clientes no sólo te contratan porque eres un abogado/a técnicamente bueno. Los clientes desean conocer a la persona que se va a encargar de su caso, conocer sus valores y sus inquietudes. Si no eres capaz de definir todo aquello que te distingue difícilmente serás capaz de transmitírselo a tus clientes.

Estoy segura que eres un abogado/a con una mente brillante. No obstante, poseer una mente privilegiada no será suficiente para generar tu propia marca. Una marca necesita generar emociones, empatía, conexión y, para ello, esas cualidades han de estar desarrolladas dentro de ti. La marca no la generan otras personas por ti, sino que has de tomar la responsabilidad de conocer qué tipo de marca deseamos construir. Sería impensable que una compañía dejara en manos de los consumidores su marca, son los propios departamentos de marketing los que diseñan la marca que desean construir y comunicar al consumidor.

Las herramientas de marketing son fundamentales pero no servirán de nada sin autoconocimiento o reflexión previa sobre el tipo de abogado/a que eres o cómo diferenciar a tu despacho de la competencia. La diferenciación es precisamente tu autenticidad, tu impronta, tus valores, todo aquello que te hace único/a.

Resulta realmente fácil abrir un perfil en cualquier red social y limitarte a crear una imagen neutra, o incluso refugiarte en la parte técnica, demostrando a los demás el buen abogado/a que eres. Internet está lleno de páginas de despachos que se limitan a describir sus servicios y, en algunos casos, sin ni siquiera mostrar el rostro de los abogados/as miembros del despacho.

Las redes sociales implican exposición, expresar opiniones y mostrar tu auténtica personalidad y es normal que en un primer momento pueda darte vértigo. No te engañes, intentar crear una marca falsa puede llegar a ser completamente agotador.

Trabajar la marca personal de cada uno implica gozar de un buen conocimiento de uno mismo. Si bien es cierto que seguramente como abogado/a no estás habituado hacerlo, es importante comenzar a hacerlo. La competitividad en el sector legal cada vez es mayor, pero de nada sirve la queja y conformarte con sobrevivir si realmente puedes llevar a cabo una carrera profesional exitosa. Y ese éxito será diferente para cada persona, para algunos puede ser más tiempo libre, para otros más dinero o más clientes y para otros menos estrés y mayor calidad de vida.

Los principales errores en la construcción de la marca personal suelen ser los siguientes:

a) Crear una marca personal que no sea auténtica.

Como he dicho a los clientes les interesa saber qué tipo de abogado/a están contratando. Cada persona tiene unas cualidades únicas e intransferibles y el abogado/a no es menos. En las formaciones y en las sesiones que imparto he comprobado que en la presentación inicial los abogados/as se limitan a describir su especialidad y poco más. Mi reto y también el de ellos es descubrir lo que diferencia a cada abogado/a como persona. A partir de ahí, hay claridad y sinceridad y todo resulta mucho más sencillo. No se trata de copiar a nadie ni traicionarte, sino saber comunicar quién eres realmente. Todo ello implica un impacto más coherente, más persuasivo y potente en los demás.

 

b) Centrar los comentarios y artículos en ti 

Especialmente en el sector de la abogacía algunos artículos y comentarios no están enfocados a los clientes sino en buscar el reconocimiento de los compañeros de profesión. De poco sirve escribir con un lenguaje jurídico complejo algún artículo que podría ser de interés para un posible cliente. Para ello, es importante dejar atrás el «ego del abogado/a» y comunicar de una forma más simple, sencilla y clara para todo el público.

Construir una marca personal conlleva también ser generoso con los demás. No te limites a compartir únicamente tus propios contenidos, comparte lo que escriben los demás que pueda resultar útil para tu público.

 

c) Olvidar las relaciones

La marca personal implica tener en cuenta las relaciones ya no sólo si interactúas en el mundo on line u off line. Es imprescindible generar empatía y confianza en los demás y, para ello, has de cuidar el modo en que te relacionas con las personas. Actuar de una manera fría y distante no es recomendable, aprende a gestionar tus emociones para conseguir mayor impacto en los demás y en tus clientes.

 

d) Construir una marca personal sin un autoconocimiento previo

Para construir una marca personal será muy importante conocerte y entrar en contacto con tus miedos y emociones. El principal obstáculo emocional de las personas al abrir un perfil público es el miedo a la exposición pública, al qué dirán y el temor por si no pueden gustar a todo el mundo. El abogado/a no está exento de estos miedos. Es fundamental comenzar a reconocer que la abogacía se compone de personas y que un abogado/a tiene la responsabilidad, ya no sólo de ostentar excelentes conocimientos técnicos, sino aprender a gestionar y comunicar eficazmente las emociones. Sin emoción no hay conexión con las personas y sin conexión no hay clientes o lo que ocurre es que hay abogados/as con clientes que no los satisfacen.

El trabajo para conocer tu propia marca personal no tiene porque ser algo difícil o complicado. Se trata únicamente de resaltar todo aquello que siempre has sido, lo que te ha llevado a conseguir lo que deseas, tu sello de identidad que te hace único e irrepetible.